Ante tales referencias, decidí hace unos meses zambullirme en su obra más famosa, la saga de cuatro tomos "El Libro del Nuevo Sol" (The Book of the New Sun), que narra en primera persona las aventuras de Severian, un joven miembro del Gremio de los Torturadores, que se ve obligado a exiliarse de Nessus, su ciudad natal, tras caer en desgracia ante su hermandad.
Comencé con el primer tomo, "The Shadow of the Torturer", y mi primera impresión fue bastante tibia: el argumento no parecía ser especialmente llamativo, y superficialmente parecía otra saga más del montón de literatura de fantasía, con sus nombres inventados y su ambientación pseudomedieval. Esta impresión no mejoró pasados los primeros capítulos. El comienzo de la historia es muy lento, narrando plácidamente diversos hechos que suceden a Severian cuando todavía es un aprendiz de torturador. Hay que esperar más o menos a la mitad del libro, cuando Severian se ve exiliado, para que la acción se vuelva un poco más ágil e interesante, aunque sin llegar nunca a alcanzar el ritmo que uno espera de un libro de espadas y brujería. Además, la historia no parecía tener ninguna cohesión, consistiendo en una sucesión de episodios un poco extravagantes llenos de casualidades poco convincentes. El final del libro es especialmente desconcertante: inmediatamente después de presentarnos un cliffhanger inesperado, el autor concluye con estas palabras: Here I pause. If you wish to walk no farther with me, reader, I cannot blame. It is no easy road ("aquí interrumpo mi narración. Si no deseas seguir acompañándome, no puedo culparte. No es un camino fácil). En ese momento, tuve serias dudas de continuar con el segundo tomo, pero decidí darle una segunda oportunidad.


Es también una obra que se presenta al lector como un acertijo, y gran parte de los comentarios que se leen sobre El Libro del Sol Nuevo mencionan el carácter Severian de narrador impreciso, que oculta datos relevantes o incluso miente en ocasiones. Requiere mucha atención por parte del lector, ya que a menudo las revelaciones se dejan caer inesperadamente, de modo que a menudo me he encontrado releyendo un párrafo varias veces para asegurarme de que lo he entendido correctamente. Parte del placer de la lectura de esta obra está en unir las piezas del puzzle y ver más allá de lo que nos cuenta el protagonista para entender realmente lo que ha ocurrido. Es por ello que todo el mundo recomienda una relectura, que en mi caso no dudo que llevaré a cabo pronto.

En definitiva, ha sido uno de esos libros que ha marcado un hito en mi historial de lecturas, incorporándose a ese elenco que, en mi caso, incluye obras como "El Señor de los Anillos", "Rayuela" o "Los Detectives Salvajes". No es una lectura fácil, pero la recompensa es grande.